miércoles, 7 de mayo de 2008

Profundidad de campo



“Este camino ya nadie lo recorre, salvo el crepúsculo”, Matsuo Bashoo

Los Molinos atraviesan la solidez del camino,
Guías amarillas sonríen hasta el crepúsculo
Se ocultan en sombras próximas a un despertar solitario
Solitario y pampero se levanta el viento
Soles de tierra, poncho del pobre
La nostalgia, ilumina los árboles que recortan sonrisas en el suelo
acalambrado.

El verano regala colores que el pampero reparte a los ranchos.
El viejo, desnuda sus ojos hasta lagrimear
aires vacíos dibujan sonrisas de viento
La vieja, abre sus manos, una caricia áspera se mezcla entre
las cavidades del rostro del viejo
El bayo, afuera, espera.
Su sangre arrollada entre puna y maleza,
galopa sin tiempo.

El viento amordaza el pasado.
Viento de molinos
Testigo espontáneo
Agua de tanques
Reliquia de la historia, hecha música en alhajeros de antaño

Viejo y vieja se entrecruzan, saludan días, obsequian horas, aguardan...
El camino se ensancha, la polvoreada salpica tranqueras, viejas.
Pampero, el viento juega a hacer molinos con el agua


Sólo quedan, resguardados en el silencio que paralizó presentes,
Acorralados en un porvenir sin venir,
En un vaivén de vientos monocordes, que regala el pasado al camino,
Sólo quedan,
Como estatuas de hojalata,
Y sin Quijotes, pero libres aunque olvidados se encuentran,
Los Molinos sin tanque en la ruta de las margaritas amarillas

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